Feedback que construye: cómo dar retroalimentación sin romper el vínculo

Dar feedback no debería ser incómodo, sin embargo muchas veces lo es. Porque nos preocupa herir al otro, porque no sabemos traducir lo que pensamos de una manera asertiva, pues estas habilidades que no se aprenden comúnmente.

En jampro creemos que el feedback no tiene por qué ser una crítica sino una herramienta valiosa para crecer, fortalecer relaciones y aportar claridad. Cuando se da desde un lugar de respeto y cuidado, se convierte en una conversación que suma, no que resta.

¿Por qué a veces el feedback se siente como una amenaza?

Muchas veces, cuando escuchamos la palabra retroalimentación, nuestro cuerpo se pone en alerta. Nos tensamos. Esperamos lo peor.

Y esto puede parar por qué:

  • Se da sin contexto, sin preparación, o en momentos inoportunos.

  • Se enfoca solo en lo que “faltó” sin reconocer lo que ya está.

  • Viene cargado de juicios, no de observaciones.

  • Y porque, culturalmente, hemos aprendido a asociar el feedback con el error.

En equipos de trabajo que manejan infinidad de tareas a la vez, y que está compuesto primeramente por HUMANOS, proponemos lo siguiente.

Feedback que construye

Cuando damos feedback desde un lugar consciente, abrimos la puerta a una conversación que puede mejorar procesos, relaciones y resultados. No se trata de evitar lo incómodo, sino de decirlo mejor. Con intención, con respeto y con claridad.

Un feedback bien dado:

  • Parte del reconocimiento y de la oportunidad de aprendizaje.

  • Se basa en hechos, no en suposiciones.

  • Cuida el vínculo, sin perder la firmeza.

Herramientas para una retroalimentación más asertiva.

Te compartimos algunas claves que usamos en nuestros espacios de formación, liderazgo y acompañamiento:

1. Empezar desde la relación
Antes de hablar de lo que no funcionó, reconoce el valor del otro. Un simple: “Quiero hablar contigo porque valoro lo que aportas al equipo” puede cambiar por completo el tono de la conversación.

2. Describir, no interpretar
En lugar de decir: “No te importó el proyecto”, puedes decir: “Noté que no entregaste los materiales a tiempo y me gustaría entender qué pasó”. Lo primero genera defensiva. Lo segundo, apertura.

3. Usar estructura simple
Una fórmula útil:
Lo que observé → cómo impactó → lo que propongo.
Ejemplo: “Cuando interrumpiste la reunión, el equipo perdió el hilo de la misma. ¿Qué tal si establecemos un espacio al final para dudas o ideas?”

4. No esconder el mensaje
Evita disfrazar el feedback con halagos vacíos o manipulación. Sé claro, pero cuida el tono. No necesitas ser duro para ser honesto.

5. Cerrar con apertura
Preguntar al final es clave:
“¿Cómo te sientes después de esto que hablamos?”
“¿Qué podrías hacer diferente la próxima vez?”

El feedback es una conversación, no un cierre definitivo.

¿Y si soy yo quien lo recibe?

También es importante aprender a recibir feedback sin ponernos a la defensiva. Escuchar con curiosidad genuina, procesar, preguntar si algo no quedó claro, y tomar lo que nos sirva para crecer. 

El feedback es una oportunidad para crecer y no culparnos o culpar a otros, desde allí nos perdemos de la experiencia. Se trata de construir conversaciones que dejen algo valioso en el otro y al equipo. Se trata de practicar una forma de comunicación más clara, más intencional y más humana.

En jampro apostamos por ese tipo de conversaciones. Las que suman, las que enseñan, las que transforman.

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